Kalimpong


Kalimpong es el paraíso de las compras. Si alguien va a viajar después a Bután, le recomiendo que compre en Kalimpong todos los souvenirs que quiera llevarse y es que en el país vecino los precios se triplican. Hay una sola calle principal en la que hay varias tiendas, casi todo lo comprable son objetos budistas: Budas de madera, ruedas de oración, canvas (pinturas budistas), máscaras rituales...
En Kalimpong también llueve y nuestro hotel es una preciosa casa colonial que está al final de la calle comercial. Seguimos con nuestra afición por los juegos de cartas y aquí tomamos el mejor Bloddy Mary de todo el viaje. Nuestra habitación hace esquina y tiene ventanales por todas partes. Al despertar escribo un buen rato en el diario, apoyada en una antigua mesa y con las montañas verde oscuro al fondo.
Por la mañana visitamos un monasterio budista cercano de la orden nyngpa que es el único de todos los que hemos visto en Sikkim, en el cual se pueden fotografiar los interiores. Hay una niebla espesa que lo cubre todo, casi nos impide ver la propia mole blanca del monasterio y de repente, en unos segundos, la niebla se deshace y las paredes encaladas relucen bajo un tímido sol. En un edificio cercano los niños recitan mantras bajo la mirada atenta del lama. La niebla y el canto monótono hace el momento hipnótico.

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